Gastronomía en el siglo XVIII


La romería de la Virgen de la Cabeza, como celebración festiva que dura varios días, ve unida a

momentos donde el comer y el beber tienen su espacio y su tiempo.
Como dicha fiesta se celebra fuera de la ciudad, las cofradías e incluso las autoridades
municipales debían preveer cubrir las necesidades alimenticias de quienes iba acompañándoles,
el último fin de semana de abril, a rendir culto y devoción a la reina de Sierra Morena.


Salchichón de jabalí
Al margen de lo que cada romero
pudiera llevar para sus sustento
particular, incluso adquirir a lo
largo del camino al santuario del
cerro de La Cabeza, que se iniciaba
en la plaza de Mestanza, hoy
llamada Vieja, en los llamados ventorrillos, si formaban
parte de una cofradía debían recibir los alimentos
correspondientes a cada una de la comidas del
día, sábado y domingo, al menos era lo que hacia la
cofradía de Andújar y el Ayuntamiento; cuando este
enviaba a sus representantes para mantener el
orden público; en unos días en los que la afluencia de
personas venidas de distintos puntos de la geografía
nacional, reunían en el entorno del cerro a unas veinticinco
mil personas, tal como se contabilizan a principios
del siglo XVIII.
Comida compartida
Parece que lo habitual es que cada cofrade y/o familia
llevara sus propios alimentos para los días romeros;
sin embargo, los estatutos de 1782 en su capítulo
11 indicaban cómo se debe tratar el tema de las
comidas en la romería: “Yt. Ordenamos, y tenemos
por bien, que dicha / Santa Hermandad suva a el a
costa, y ex /pensas de los mismos Hermanos, contribuí-
/yendo cada uno con aquella Cantidad en es-
/pecie de dinero, o en viveres que se gradue / por el
Hermano mayor, Alcaldes, Fiscales, / y Consilairios,
ser bastante par un decen- /te, moderado, y honesto
sustento, sin permi- /tir que ningun Hermano, se
verse con pro- /fusion, porque todos deveran ser alimenta-
/dos igualmente, y sin distinción de Personas
/, ni caracteres, por que asi conviene a la / perpetua
Subsistencia, y estavilidad de esta / Cofradia (…)”.
Como hemos visto los estatutos marcan que no haya
diferencias entre los cofrades o hermanos a la hora de
comer en romería, considerando que ello es bueno para
la existencia y estabilidad de la cofradía.

Enrique Gomez Martinez
Mas en Mirando al Santuario 2013

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